jueves, 20 de mayo de 2010

21 de Mayo de 1845 - Se llama y aparta a George Albert Smith como Octavo Presidente de la Iglesia


Condiciones al momento de asumir la presidencia: Antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial, a los misioneros se les había devuelto a casa y despues de ella muchos santos en Europa no habían tenido contacto con los líderes de la Iglesia por varios años. De igual manera dicho conflicto había dejado a los miembros europeos en condiciones muy precarias.

Años de servicio: 1945 a 1951, 6 años.

Algunos acontecimientos de su administración:

  • Dedica el Templo de Idaho Falls, Idaho.
  • Se celebra el centenario de los Pioneros de Utah.
  • -El número de miembros de la Iglesia alcanzó 1 millón.
  • Se volvió a dar impulso a la obra misional luego de la Segunda Guerra Mundial, enviándose al Elder Ezra Taft Benson a reabrir las misiones de Europa.
  • Se organizaron esfuerzos para aliviar la necesidad de los santos europeos que estaban en condiciones precarias como resultado de la guerra.
Palabras de George Albert Smith:

"Toda felicidad y todo gozo que ha sido digno de ese nombre, ha sido el de guardar los mandamientos de Dios y seguir Su consejo y exhortación"

"Puedo decirles, hermanos y hermanas, que las personas más felices de este mundo son las que aman a sus semejantes como a sí mismas y que, por medio de su comportamiento en la vida, manifiestan su agradecimiento por las bendiciones de Dios"

“Esta terrible Guerra mundial que ha llenado a las personas de odio aparentemente ha tenido un gran efecto en todos. Ya no existe entre los hijos de los hombres la idea de que pueden sentarse alrededor de la mesa del diálogo para hacer planes, para mantener la paz con el fin de satisfacer a todos los interesados. ¿Por qué? Porque no tienen el Espíritu de Dios, y sin él nunca llegarán a un acuerdo; esto es algo que nosotros sabemos pero que el mundo desconoce"

Comentarios:

"“Me parece que todos los hechos y todos los pensamientos de nuestro presidente nos indican que amó al Señor con todo su corazón y con toda su alma, y de igual forma amó a su prójimo. ¿Existe algún ser mortal que pudiera haberlo amado más que él?", Elder Spencer W. Kimball.

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